Si Garba tuvo una carrera estupenda en las canchas, tanto en sus clubes como en la selección, su labor al frente de la FEB, donde aterrizó en un momento muy delicado por la angustiosa situación económica y la tumultuosa salida de José Luis Sáez, ha resultado sobresaliente: saneamiento financiero, crecimiento en la generación de recursos propios, paz social con todos los agentes del baloncesto y fantásticos resultados de las selecciones, con la masculina en el número 1 del ranking mundial y la femenina, en una época de transición, como subcampeona de Europa.